Inmaginemos que uno se está reubicando, aterrizando podemos decir, y de repente se encuentra con algo que no le gusta. Se siente desconcertado porque le parece viejo, como de otro momento. Pero está ahí, viene todo descarado. Y una vez se ha instalado y hecho su visita hay que sacar conclusiones.
Y ese es el punto ahora mismo para mi del momento aterrizaje. Sacar conclusiones. Porque la visita inesperada está relacionada con la vitalidad: Madrid. Durante bastante tiempo he estado en ambiente "protegido" muy enfocado en sacar a la luz mis ilusiones, en darme incondicionalmente, en cultivar la bola de luz que hay dentro de mi. Y todo ello parapetaba y me protegía de determinadas energías.
Y me daba una sensación "preciosa" para mi, de fortaleza y tranquilidad en mi vida. Porque soy muy sensible a las energías disparadas y porque ese es mi punto: no saber defenderme. Por eso, el simple hecho de estar en Madrid me recuerda todo esto. Aquí las energías vuelan por el aire y cada uno estamos desnudos ante nuestra realidad, y aunque la tapemos a nivel energético va con nosotros. Todos lo recibimos y yo ya he aprendido que soy muy sensible a esto (porque no me se defender bien y tengo un nivel de ilusión muy alto).
Así que por ahí va la conclusión. La vida cotidiana es diferente del ambiente protegido. Y eso que vamos poco a poco protegiendo la cotidianeidad.
Aún así me lanzo de cabeza a vivir mi vida plenamente. Me entrego. Porque me da la gana.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
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