miércoles, 26 de noviembre de 2008

30 de octubre, interior de Cerdeña, más allá

Continúo camino. El paisaje sigue igual. Montañas cubiertas de bosque. Los pueblos son ya claramente de montaña. Aparecen colgados. Belvis y Aritzo (reino de las Castagnas y Nociola de Sardegna). Bonitos. También algo más turísticos. Esta zona merece una visita más reposada en otra ocasión. Es una buena base además para acceder al macizo del Gennargentu, tapado hoy por la bruma. Se intuyen las plantaciones de coníferas.

La carretera sube un puerto (1.040 metros) con plantaciones también de coníferas. Aspecto alpino. Actividad forestal: aperos, madera apilada, cortas recientes, vacas por el monte,... Bajamos a una nueva foresta mediterránea (Ortuabi). Desde ahí ya desciendo y dejo atrás el increíble mar que me ha acompañado este día para adentrarme en un paisaje predominantemente agrícola y ganadero, de ovejas. Así hasta Barumini.

Llego a Barumini cuando anochece. Estoy cansado de la conducción y las curvas. Voy al albergue que me indica la guía. Consigo que me abran. Soy el único cliente. Lo dicho, temporada bajísima. El lugar es tranquilo y agradable. Rústico.

Tengo toda una tarde-noche por delante.

martes, 25 de noviembre de 2008

30 de octubre, casa de comidas

En Tonara hace frío. Me paro decidido a encontrar un lugar para comer. Pregunto a un aborigen por un lugar "buono para manggiare" y me lleva directamente a un restaurante. Me presenta a los dueños. El restaurante esta lleno de sardos (se que el comentario puede parecer banal, pero no tal en zonas turísticas) y huele que alimente a guiso de carne especiada. No tengo ninguna duda de que he acertado con el lugar: "Locanda del Muggianeddu".

Pido una sopa de patatas, carne de jabalí, un cuarto de vino tinto (rosso dalla casa) y agua natural. Me convencen para que pida mejor un "zuppa" de calabaza, que es algo picante me dicen. No se si es que lo tenían más a mano o pensaron que era una mejor representación de su comida. Hay un spagnolo en el restaurante y ya lo han comentado por todo él.

El ambiente en él es muy agradable, bar de montaña con calor y una estufa de leña. Me traen panes típicos de Cerdeña. Un pan crujiente, como una gran oblea, y también otro más gordo y muy grande, que es como un pan de pita. La crema de calabaza está muy buena. Le echan queso por encima. Pica como el demonio. Me gusta mi aventura. La disfruto.

El vino que he probado estos días (Una cena en Cala Gonone y esta comida) es fuerte, con personalidad y está muy bueno. Te lo sirven en jarrita y se bebe muy a gusto. El jabalí está hecho también en vino tinto, con patatas y romero. Una delicia si te gustan las carnes de caza, más fuertes. A mi me gustan. De postre pido nos "paninos de fromagio" fritos con azúcar por encima.

Es un ambiente que le transporta a uno a un lugar cálido y confortable. Melancólico para mi. Se me hace un nudo en el estómago. Es algo que me pasa en estos ambientes. ¿Donde está mi hogar?. ¿Donde está si no lo cuido?. No le doy poder a la melancolía. Ya lo he hecho demasiado. Ahí está y no más.

30 de octubre, interior de Cerdeña, continuo el camino

En Mamoiada doy gracias por las estampas otoñales: viñedos, cerezos, castaños, robles, chopos, acacias preciosas,... y un sol-lluvia que es un regalo para mi alma.

Entre Mamoiada y Fonni el paisaje es precioso. Tras Mamoiada se abre una meseta con bosques de robles rojizos, castaños, dehesas de roble,... quién diría que estamos en Cerdeña¡¡¡ Esto es la montaña Nuoresa. Sigo adelante camino de Ovodda, Tiana, Tonara,... Estos pueblos, a pesar de que siguen sin ser bonitos ya tienen algo que los hace atractivos. Son pueblos con personalidad. Se alternan los robledales con la vegetación más "mediterránea" de alcornoque, encina, brezo, madroño). Aquí ya no hay rastro del lentisco y la sabina. Hemos subido en cota. Un mar de bosque. Granjas y casas dispersas.

Tiana es un pueblo pequeño en medio del mar. Alcornoques y encinas en la ladera sur y alcornoques y robles en la norte. Higueras. Chopos en el valle. La montaña verde, un mar verde alimento para mi. Regalo de un Cerdeña distinta que me recuerda a Gerona, unos prepirineos húmedos. Busco un lugar para comer.

Llego a Tonara, a 1.000 metros de altura. El paisaje cada vez más espectacular. Multitud de árboles en tonalidades otoñales que contrastan espectacularmente con el ver de las encinas y alcornoques. Aparecen avellanos. PRECIOSO.

lunes, 24 de noviembre de 2008

30 de octubre, interior de Cerdeña

En Dorgali me comunico a través de internet. Me gusta la comunicación con .A desde donde estamos.

A las 11 me pongo en marcha hacia el interior de esta isla, hacia su corazón montañoso. El día esta frío, ventoso y lluvioso a rachas. Perfecto para un viaje iniciatico, corazón en las tinieblas, Apocalypse Now. Presumo que me voy a pasar el día conduciendo por estas bonitas montañas. Mi objetivo final es llegar a Barumini para subir a la meseta de los caballos y ver el Nuraghe Su Nuroxi. Ya veremos a donde llego.

Hoy siento un buen día para mirarme dentro. Dos temas me asaltan y los voy rumiando mientras conduzco entre montañas. Pastizales con ovejas, vacas y caballos. Bosques de encinas, robles y alcornoques, viñedos amarillos,... Todo esta verde y la luz otoñal otorga al día una clara componente introspectiva.

El primer tema son las oportunidades perdidas. El encuentro ayer con Silvia me conecto con ellas. Y es algo muy vívido y presente porque ha habido muchas. He estado muy limitado y he vivido con mucha frustración y sufrimiento por todo ello. Me tengo que perdonar por todo y pasar página. El encuentro con esta chica ha estado muy bien porque, por mi parte, se ha desarrollado libremente correspondiendo a lo que yo deseaba: Conocer a una persona y pasar un día con ella. Es un regalo del que estoy agradecido. Sin embargo ha aflorado ese agujero en mi personalidad. Y tengo que construir un lugar donde meterlo para que esté a buen recaudo. Ahora mismo soy capaz de relacionarme y no puedo estar condicionado permanentemente por el pasado, que me aflora y en muchas ocasiones pone en peligro y desvirtúa la realidad.

El otro tema es liberarme totalmente del sufrimiento por la situación y las vivencias históricas con .A. sin darme cuenta me afloran y contaminan mi camino. Para crear una relación libre y sana tengo que sanar de verdad lo que no tengo, no he tenido, me niegan, me han robado, no me dan, no me doy,... y desvincularme así de expectativas encaminadas a generar una relación dependiente. Amo a .A y deseo su felicidad, y el mayor regalo que le puedo ofrecer es un hombre libre y curado en el que asentar una relación profunda y sana.

A ello me pongo todo el camino del Gennargentu.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Mañana del 30 de octubre, CALA GONONE

Me despierto en Cala Gonone dispuesto a partir hacia otro lugar. El mar se ha calmado, hace fresco y hay sol y nubes. Ayer pase el día con una chica italiana que conocí camino de Cala Cartoe. Se llama Silvia y es de Ravena, en la costa del Mar Adriático.

Es una italiana rubia, a medio camino de alemana, pero sin esa frialdad aparente de los alemanes. Nos pusimos a hablar en la playa y pasamos el día juntos. Después de 3 días de escaso contacto humano, estás como ávido y se facilita el establecer contacto. Ella lleva un mes en Cerdeña y se gana la vida trabajando con niños, en las escuelas en invierno y en la playa en verano. Enseña expresión corporal y manejo de emociones. Interesante.

Comimos juntos en la playa, disfrutamos del poco sol que había, yo disfrute del agua, visitamos la gruta de Spingoli y luego quedamos por la noche para tomar algo y cenar. Fue un día agradable y bonito. Le agradecí el día cuando nos despedimos por la noche.

Es curioso. Te pasas el día con una persona. Le cuentas, le preguntas, te cuenta, te pregunta y luego se acaba. Y ya está. Te despides sabiendo que no te vas a volver a ver en la vida. Una nueva experiencia para mi.

Desayuno y me marcho camino de Dorgali, para comunicarme con los que quiero por internet.

lunes, 17 de noviembre de 2008

CALA GONONE, 29 de octubre

Así son las cosas. Hoy se ha levantado un día increíble, con un viento cálido del sur que te acaricia y envuelve. Ante este panorama he salido pronto a correr, un buen rato, hasta Cala Fuilli. yo solo por la playa y la carretera, el sol cuidándome, la vista del golfo, los pájaros. Una gozada¡¡¡

He desayunado y decidido quedarme un día más para, hoy sí, disfrutar de la playa. Antes de salir he rezado y limpiado más dolor. Cuando me he dado cuenta que la cabeza no me estaba molestando, me dejaba en paz, me ha salido dolor y angustia por todo lo que me he limitado en mi vida. He dejado que saliera, lo he asumido y me he comprometido como hombre que ahora soy a cambiar mi destino.

Hoy mi destino se llama Cala Cartoe. Me ha costado llegar pero ha merecido la pena. Playa salvaje con vistas al golfo, perfecta para un día de reposo.

Dibujo el Golfo di Orosei y REPOSO.

sábado, 15 de noviembre de 2008

CALA GONONE, 28 de octubre

Hoy ha amanecido muy pronto para mi. Ayer a las 22:00 horas estaba grogui.

Antes de las 6 de la mañana ya estaba despierto. He vivido el amanecer: primero los pájaros que empiezan a  piar y luego ya viene la luz, que poco a poco se va apoderando de la escena. Mientras tanto leo a Sidney Lumet y me gusta.

A las 7 de la mañana rezo y me hago una miniceremonia en la que me repito en voz alta que soy una persona maravillosa. Asumo mis resistencias y mi cárcel mental, que siempre acuden raudas para hacerme sentir mal, o impuro, o... Decido no darles poder. Algún día dejarán de molestarme.

Así que me concentro en lo mío: Soy maravilloso.

Por la mañana empieza a llover. No pinta muy bien el tiempo. Bajo a desayunar y continúo a la expectativa. Mi plan de este día es ir a Cala Luna andando, regresando por la tarde en barco y mañana hacer el crucero por el golfo parando en distintas Calas a las que solo se puede acceder desde el barco. Pregunto por la predicción del tiempo: esta mañana bien y luego empeora sensiblemente, mañana lluvia.

Me acuerdo de la Costa de Amalfi, también en Italia. Allí llovía casi todos los días y también hacía calor, así que en cualquier momento el sol se aprovechaba. Me acuerdo de Alegría, como en todos estos días.

Decido coger hoy el barco para aprovechar la posibilidad de algo de buen tiempo. Pregunto: hoy no hay posibilidad de crucero, mar tiempo y poca gente. Tengo que esperar hasta las 10 y ya veremos.

Me siento a seguir con Sidney Lumet en un balancín con vistas al mar y al golfo. No sabría como explicarlo. Se está realmente a gusto¡¡¡.

A las 10 se confirma. No crucero. solo la posibilidad de Cala Luna. Me apunto.

El día es malo y aún así me llama la atención, en el barco que nos lleva a la cala, la pinta de montañeros que tienen casi todos mis acompañantes. ¡¡¡ Nadie diría que vamos a pasar un día a una paradisiaca playa en medio de una naturaleza desbordante. Tanta mochila me extraña.

Llegamos a la Cala y el tiempo no promete, ¡¡¡Ni rastro del sol¡¡¡ La Cala Luna, llamada así por su forma de media luna, impresiona de verdad. Se ubica en la desembocadura de un barranco, que es realmente un tremendo desfiladero, continuando la extensión de arena bajo las rocas en una zona con grutas. Todo está cubierto de una exuberante vegetación mediterránea, sobre todo sabinas y lentiscos, que cubre todas las montañas salvo unas espléndidas paredes blancas. Tras la arena se forma, del agua que baja de la montaña, un pequeño lago con sus carrizos. Merece la pena, desde luego.

Nada más llegar una pareja de chavales franceses se pone a escalar. Los miro asombrado. El tiempo empeora, ya llueve y el horizonte está muy negro. Me baño varias veces y en una de estás decido adentrarme en el mar para ver si sobrepaso la roa de la derecha y puedo contemplar el lado derecho del golfo desde el agua. Nado y nado. El mar me recuerda al de Granada, parece calmado y tranquilo y sin embargo es poderoso, con fuertes corrientes. Yo también me siento poderoso. De repente un pedazo de trueno de mar. Lo digo así porque las tormentas en el mar no se parecen a las de tierra adentro. Sigo adelante. Comienza a llover más fuerte. Noto la corriente. Ya estoy cerca de mi destino cuando pega otro petardazo. Preso más atención y me percato de que la tormenta se aproxima a buen ritmo.

Doy media vuelta apresurado. Nado muy bien y eso siempre me aporta seguridad en el mar. aún así me cuesta lo mío regresar a la orilla, igual me he excedido un poco. Cuando llego a la orilla jarrea. Todo el mundo se parapeta en las cuevas. La pareja sigue escalando. Y yo sin toalla.

Durante un buen rato se pone muy, muy negro. rayos y truenos. Refresca. Para moverme me doy un pequeño paseo por el desfiladero. Viene el barco y se marcha casi vacío. Valientes, la mayoría de la expedición permanecemos en la Cala. Hasta las 16 horas no vuelve el barco. Al poco el tiempo empieza a mejorar, hasta sale el sol un rato. Salgo de mi escondite cavernoso y me dirijo a la playa abierta. Empieza a llegar gente que viene caminando.

En cuanto sale el sol se descubre el pastel. El 80% de la gente que venía en el barco se destapa y se ponen a escalar. Todos son escaladores¡¡¡ Llega otro grupo andando mientras metabolizo los escasos rayos de sol. Se desvisten y CHAN¡¡¡ Están cachotas, muy cachotas¡¡¡ Más escaladores. Sin darme cuenta he ido a parar a un paraíso de los escaladores. Las paredes se llenan. Observo curioso. Disfruto. Tiene su gracia. Pienso en Alegría nuevamente, y en que estaría en el paraíso entre tanto cachotas.

Veo a un padre de familia normal (no esta gordo ni nada) intentar meterse en el agua, con dificultad, y pienso que aún lo lleva peor que yo. Sin embargo él es feliz, o eso aparenta allí disfrutando del mar y sus hijos. Como yo en ese momento. Y supongo que los cachotas también, escalando sin parar por estás paredes y voladizos.

Como, me baño y leo. Me cambio de ropa. Hace frío y el sol ya no va a volver a salir. Cuando llega el barco lo estoy deseando YA. Estoy pelado de frío y húmedo por todos los lados. Hace poco han llegado 4 alemanas (como el 70% aquí, el otro 25% son franceses y luego estamos el resto) en las que me fijé ayer en la cena. Cuatro mujeres juntas haciendo un viaje. Me planteo lo que veo y siento y no les pillo el punto. Puede que sean demasiado alemanas para mi.

Regresamos en el barco. El mar se está levantando. La costa del golfo vuelve a aparecer ante nosotros espectacular. Monolitos blancos de 1000 metros que caen a plomo sobre el mar. Acantilados. Grutas. Calas.

Llegamos a Cala Gonone y me las piro zumbando al hotel. Necesito una ducha caliente¡¡¡. Despues de un buen rato en la ducha me meto en la cama y me duermo una siesta. La primera del viaje. Cuando despierto, salgo y me doy una vuelta. Compro colores y una postal, para .A. Me pillo un helado y me siento al lado del mar. Me comunico con Alegría, le mando un mensaje y escribo la postal. De momento no hay manera de conectarse a internet, la temporada baja hace estragos en este aspecto. Ceno.

Las previsiones del tiempo no son nada buenas. Necesito planes alternativos. Si mañana hace muy malo adelanto mi partida hacia Cagliary. Me voy a dormir.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Cala Gonone, noche del 27 de octubre

Escribo por la noche, desde Cala Gonone, satisfecho y tranquilo. A pesar de sentirme muy inquieto seguí a lo mío, con mis vacaciones.

Llegué al mediodía a la zona de Su Gurropu donde todo estaba cerrado (temporada muy baja ya). No me importó. Me paré a comer en un diminuto merendero. El lugar no era como para tirar cohetes y yo no estaba como para tirar cohetes. Comí los productos que había comprado por la mañana y me decidí a buscar el Su Gurropu. Ir más allá, lo que siempre ha sido uno de mis límites.

A las 14:50 se acaba la carretera y veo el cartel (Su Gurropu). Echo a andar, a buen ritmo. Estoy decidido a llegar a mi destino, el que sea. Poco a poco me voy sumergiendo en un escenario espectacular. Preciosas valles cubiertos de vegetación: encinas, madroños (Arburtus unedo, llamado así por Plinio para avisar de que no te comas más de un fruto porque te estriñes. Yo me comí unos cuantos), acebuches, mirtos, brezos, olivillas, alisos,... Me recuerda a una laurisilva por dominan los arbustos. Solo oigo los pájaros.

Como un poseso sigo andando hacia mi destino. Me cruzo con un forestal que me dice que faltan 7 km. Son las 15:10. Sigo avanzando. Me voy cruzando con los que vuelven. El paisaje y la naturaleza sobrecogen. Me doy cuenta de que por mucho entorno que haya no sirve de nada si no puedes disfrutarlo. Decido pasar de mi cabeza, a pesar de que está muy pesada. Sigo adelante. Finalmente a las 16:15 llego a mi destino. El camino acaba en el inicio de un espectacular desfiladero. No hay agua. Por el ya no me puedo meter, pronto va a anochecer y además he venido con los tennis y no son nada adecuados.

Me siento satisfecho por haber llegado y le doy las gracias a un lugar tan especial.

Me vuelvo. Enseguida me encuentro con una gran encina que ya había fichado. Me abrazo a ella. Siento todo su poder y energía. Me confieso ante ella y grito NO¡¡¡. NO a sentirme una caca impotente. NO a volver a cagarla por miedo. NO a sentirme una mierda por la situación actual. Me libera. La vuelta la hago casi entera corriendo. Una carrera liberadora por una naturaleza total. En una fuente bendigo el agua y le pido que me ayude.

Finalmente llego de vuelta al puente sobre el río a las 17:20, ya es casi de noche. No hay nadie. Me desnudo y me doy un baño en la poza. Ya me he limpiado del todo. Cuando salgo soy otra persona.

Ya es de noche.

Parto hacia Cala Gonone. Encuentro alojamiento, me ducho, me cuido y salgo a cenar. Tengo un chute de endorfinas. Mañana será otro día.

martes, 11 de noviembre de 2008

Nuraghe de Santu Antine, 27 de octubre

Esta mañana me levanto revuelto. Desde ayer por la tarde estoy así. A las 7 amanezco, me voy a correr por la playa (un regalo que agradezco), desayuno, pago el hotel y me voy de Alghero. He cambiado de planes y no voy a la Costa Verde (al sureste) sino que me dirijo a Nuoro y el Golfo de Orosei, al oeste.

Saliendo de Alghero decido tomar una carretera secundaria camino del Nuraghe, antes de sumergirme en la autopista. Estoy inquieto y desasosegado. Algo aflora en mi interior y no se lo que es. Siempre lo he reconocido como el ladrón de mi plenitud. Una sensación interna, incomoda, intranquilizadora.

La salida de Alghero es fea. Sin embargo poco a poco me voy adentrando en una zona agrícola y ganadera de media montaña. Llevo la ventanilla abierta. Entra del mundo tranquilidad y paz, pajarillos cantando y un paisaje que cada vez se hace más bello: Olivares y viñedos, pastizales con ovejas, con vacas, zonas de encina, palmito y lentisco. De pronto alcornoques, muchos descorchados. Más adelante aparecen los colores otoñales: Olmos, fresnos, robles. Muy bello.

Me paro y absorbo el ambiente. Calma, tranquilidad, seguridad, naturaleza. Finalmente llego al pueblo de Thiesi donde paro. De momento los pueblos son feos, y este además tiene encanto, con sus ritmos, su gente sentada y su dialecto difícil de entender (más que el italiano). Me compro unas viandas en un colmado (fruta, verduras y pan) y unos embutidos (salssicia sarda) en una tienda de productos típicos. La dependienta es guapa y agradable. Los del colmado son dos señores mayores muy simpáticos. Noto lo que me cuesta relacionarme. Me fuerzo a mirar a los ojos. Me comunico. Aún así es insuficiente, es un reto del viaje, ser capaz de darme y abrirme a lo que surja.

De allí llego al Nuraghe. No se parece en nada a lo que esperaba. Yo esperaba una simple torre antigua, pero es todo un complejo, una pequeña ciudad fortificada donde vivía hace 3600 años el gobernador de algunos de los los antiguos sardos (la isla esta llena de ellos). Tiene una estructura triangular. La base es de unos espectaculares bloques de basalto que conforme la estructura se hace más alta se van haciendo más pequeños y regulares. Por dentro hay distintas estancias y pasillos que lo recorren entero, en dos niveles actualmente que eran 3 antiguamente. Antes también estaba todo cerrado, con sus terrazas y todo. Ahora hay muchas partes derruidas. Los pasillos impresionan porque parece que estés andando por el interior de una cueva, pero lo ha hecho el hombre. Los hombres que lo hicieron sabía mucho de construcción.

Me subo a lo alto, me siento y escribo desde este lugar con tanta humanidad detrás. Estoy en un valle muy abierto, verde actualmente. Los pájaros cantan, pasa un tren, el amarillo de las viñas reluce.

Y yo ¿Que soy por dentro?, ¿Soy bello?. Ese es el territorio que se me abre.

Sigo mi camino

lunes, 10 de noviembre de 2008

Alghero, tarde del 26 de octubre

Deambulo por la ciudad algo perdido. Busco la conexión en iglesias. Algo me calma. Nunca lo había hecho. Finalmente me ayuda una puesta de sol sobre el mar sentado sobre las murallas de la ciudad y un libro, TAO TE CHING. Ahora mismo estoy sentado en una terraza, en medio de la ciudad, entre aborígenes, como me gusta, y LAO TSE dice:

"Por eso quién respeta al mundo en su propia persona, es digno de que se le confíe la humanidad.
Y el que ama al mundo en su propia persona, es digno de que se le entregue la humanidad" Y se me encoge el corazón.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Porto Ferro, 26 de octubre

Llego a la playa, al norte de Alghero, después de pasar por el Capo Caccia de impresionantes farallones calizos. Allí siento el miedo al vacío. Me doy cuenta de cuanto me han engañado (un Héroe no es un suicida). También le canto a la vida y disfruto de lo que soy de lo que me rodea.

Porto Ferro es una playa salvaje de unos 2 km de largo. Ni una casa a la vista. Poca gente. ¡¡¡Disfruto de la playa¡¡¡. Dudaba de si el tiempo me lo iba a permitir. De momento el día de playa es espectacular. Después de dar un paseo y tumbarme en la arena me sumerjo en el agua. Es una playa de corrientes y olas. Hoy el mar está tranquilo, limpio y transparente.

Nado, voy profundizando en la bahía y la pregunta surge de mi: ¿A que le tienes miedo Pablo? ¿A que le tienes miedo?. Mientras con mis brazadas me alejo de la costa, profundizo en mi hasta que al final sale: "TENGO MIEDO DE QUE ME HAGAN DAÑO, DE MORIR EN EL INTENTO". Con la respuesta sale también el dolor por todo el daño recibido.

Me limpio y perdono.

Asumo que tengo miedo a que me hagan daño y a morir en el intento. Asumo, como adulto que ahora soy, que es un miedo normal, que toda persona tiene. Asumo que ese miedo me ha paralizado durante años. Y decido, como adulto que ahora soy, desarrollar la capacidad que tengo para defenderme del daño y de la muerte. Y desde ahí no darle poder a este miedo para de esta forma permitir el desarrollo de mi vida.

Me libero. Miro a mi alrededor. Estoy en medio de la Bahía. No me imagino un lugar más increíble donde haberlo hecho. Disfruto de todo. Me quiero. Soy un valiente.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Alghero, 26 de octubre

El día amanece pronto. Esta madrugada ha cambiado la hora. Cuando despierto son las 6:30 horas. Ya es de día aunque todavía no hay sol. Medito y rezo. El plan de vacaciones se va haciendo más claro.

Decido salir a correr. Disfruto de mi haciéndolo. Voy hacia la playa. Primero a la de la izquierda, con vistas a la ciudad, medio urbana. El mar esta como un plato, el agua transparente, dos pescadores en la orilla. La vida comienza en un nuevo día. Isla del Mediterráneo, mi primera Isla del Mediterráneo. Ya apunta a calor.

Cambio de sentido y me voy hacia la playa de la derecha. Agreste, natural. Vegetación y mar. El sol me calienta. Un cormorán pesca a mi lado. Disfruto. Se lo que me falta y lo echo de menos. En italiano, o eso creo yo, doy gracias a la vida, a la naturaleza, al mar, al sol, al cormorán y a mi por este precioso momento.

Ya de vuelta, en mi habitación, me ducho, cuido mi cuerpo y casi desnudo me siento en una esquina de la cama a escribir esto. El sol, maravilloso, alimenta todas las células de mi cuerpo. Me voy a desayunar.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Alghero 25 de Octubre

Salgo del hotel y ando durante 15 minutos. Es de noche. El aire es húmedo, de mar. Todavía no lo veo. El ambiente es como de suburbio. No hay acera y la iluminación es escasa (una sensación que siempre me acompaña fuera de España). Llego a un cruce y a la izquierda se me presenta una fuente iluminada y un restaurante con música (Pizzeria La Pergola). Entro y me siento. El espacio es grande y agradable, paredes de piedra. tono bajo en las conversaciones. El horno de leña de las pizzas delante de mi, abierto. Un sardo (¿?) con bigote las prepara con esmero. Muchos camareros, casi más que clientes. Hablan entre ellos.

Me siento bien y a gusto. Abro la carta llena de distintos tipos de comida, tradicional sarda, catalana (como curiosidad en esta ciudad se mantiene el catalán de los tiempos de la dominación de la corona de Aragón), internacional, italiana,... Se lo que quiero: me pido una cerveza y una pizza de espinacas y requesón (ricotta).

Cuando me llega se me hace la boca agua. ¡¡¡Como me gusta la pizza¡¡¡. La disfruto.

En un momento me paro y empiezo a escribir. Doy gracias, observo y saboreo el momento. Me entrego a donde estoy y a lo que estoy. Bienvenido Cerdeña. 

Viajo a Cerdeña, 25 de octubre

Escribo que viajo a Cerdeña yo solo. Una congoja hay en mi estómago. ¿Que soy yo?.

Desde siempre he sentido una marca de vergüenza sobre mi, de tener algo malo dentro, de ser una farsa. Me ha hecho mucho daño. Hoy lo asumo para cambiarlo. Ahora mismo hace falta.

Me encamino pues hacia una Isla del Mediterráneo en un viaje interior. Para limpiarme de lo que no soy yo, despojarme de las imposturas.

En el aeropuerto, mientras espero, miro para atrás en mi vida y siento la angustia acumulada y el dolor de todas las oportunidades perdidas, de toda la energía que se quedó en mi, adormeciéndome. Escribo en mi diario que me libero de esta carga para poder ser yo libre, y en verdad es un momento importante porque pongo en marcha el mecanismo que me permitirá liberarme de ella: sacar el dolor producido y asumir ese doloroso pasado para cambiar el presente con otra realidad.

Escribo en el diario que, mientras mi vuelo se retrasa, se me hace difícil la introspección. Y siento y recuerdo cuando confiaba en mi, siendo un chaval en Santiago de Compostela. Alguien me puso en duda y yo reaccioné de manera natural sin inmutarme ante las dudas. Tengo el recuerdo ahí.

También tengo otro recuerdo posterior, siendo también un chaval. Un recuerdo traumático. Los fines de semana y vacaciones íbamos siempre a Marín. El ambiente no era bueno (visto en perspectiva y por ser benévolos). La casa de mi abuela estaba en obras así que estábamos en otra de las casas, en La Lameira.

Siempre recuerdo allí mi asma impenitente.

Y también recuerdo a mi madrina, mi tía Blanca, descargando su frustración sobre mi madre, que acababa llorando con el maltrato. Y mi padre allí, quieto, sin atreverse en ningún momento a dar un paso para defenderla. Nunca lo dio. Calladito. Yo sufría muchísimo y saltaba para defender a mi madre, y me iba con ella cuando lloraba. ¡¡¡ Que podía hacer yo, un niño de 10 años¡¡¡ Me marcaron a sangre y fuego la frustración y la cobardía. Asistí impotente al espectáculo de un padre cobarde que permite que maltraten a su mujer sin mover un pie. y era mi padre.

De ahí siento que viene mi vergüenza.

Ahora es el tiempo de liberarme de esa vergüenza, de saber y comprender que yo era un niño y necesitaba protección. No podía actuar como un hombre. Liberarme de la vergüenza de no ser un hombre por no haber podido sacar a mi madre de ahí.

Ahora sí soy un hombre, y aunque esté dañado y descojonado, me comprometo a desarrollar esas cualidades que me robaron. Hace falta.