Porto Ferro es una playa salvaje de unos 2 km de largo. Ni una casa a la vista. Poca gente. ¡¡¡Disfruto de la playa¡¡¡. Dudaba de si el tiempo me lo iba a permitir. De momento el día de playa es espectacular. Después de dar un paseo y tumbarme en la arena me sumerjo en el agua. Es una playa de corrientes y olas. Hoy el mar está tranquilo, limpio y transparente.
Nado, voy profundizando en la bahía y la pregunta surge de mi: ¿A que le tienes miedo Pablo? ¿A que le tienes miedo?. Mientras con mis brazadas me alejo de la costa, profundizo en mi hasta que al final sale: "TENGO MIEDO DE QUE ME HAGAN DAÑO, DE MORIR EN EL INTENTO". Con la respuesta sale también el dolor por todo el daño recibido.
Me limpio y perdono.
Asumo que tengo miedo a que me hagan daño y a morir en el intento. Asumo, como adulto que ahora soy, que es un miedo normal, que toda persona tiene. Asumo que ese miedo me ha paralizado durante años. Y decido, como adulto que ahora soy, desarrollar la capacidad que tengo para defenderme del daño y de la muerte. Y desde ahí no darle poder a este miedo para de esta forma permitir el desarrollo de mi vida.
Me libero. Miro a mi alrededor. Estoy en medio de la Bahía. No me imagino un lugar más increíble donde haberlo hecho. Disfruto de todo. Me quiero. Soy un valiente.
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