martes, 25 de noviembre de 2008

30 de octubre, interior de Cerdeña, continuo el camino

En Mamoiada doy gracias por las estampas otoñales: viñedos, cerezos, castaños, robles, chopos, acacias preciosas,... y un sol-lluvia que es un regalo para mi alma.

Entre Mamoiada y Fonni el paisaje es precioso. Tras Mamoiada se abre una meseta con bosques de robles rojizos, castaños, dehesas de roble,... quién diría que estamos en Cerdeña¡¡¡ Esto es la montaña Nuoresa. Sigo adelante camino de Ovodda, Tiana, Tonara,... Estos pueblos, a pesar de que siguen sin ser bonitos ya tienen algo que los hace atractivos. Son pueblos con personalidad. Se alternan los robledales con la vegetación más "mediterránea" de alcornoque, encina, brezo, madroño). Aquí ya no hay rastro del lentisco y la sabina. Hemos subido en cota. Un mar de bosque. Granjas y casas dispersas.

Tiana es un pueblo pequeño en medio del mar. Alcornoques y encinas en la ladera sur y alcornoques y robles en la norte. Higueras. Chopos en el valle. La montaña verde, un mar verde alimento para mi. Regalo de un Cerdeña distinta que me recuerda a Gerona, unos prepirineos húmedos. Busco un lugar para comer.

Llego a Tonara, a 1.000 metros de altura. El paisaje cada vez más espectacular. Multitud de árboles en tonalidades otoñales que contrastan espectacularmente con el ver de las encinas y alcornoques. Aparecen avellanos. PRECIOSO.

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