sábado, 23 de mayo de 2009

En el Retiro

Últimamente he cambiado la Casa de Campo por el Retiro, proximidades mandan. Así que hoy me toca darle las gracias al Retiro. Ya lo conocía, porque a lo largo de los años he pasado muchas veces por él. Incluso hubo una época, algo así como 15 años atrás, en la que era una especie de centro de operaciones desde la que partían muchas actividades y planes.

En estos últimos meses en que he ido estrechando relación con él he aprendido lo gustoso que es. En mi actual situación, donde yo marco mi horario, puedo vistarlo en horas de poco trasiego, y es un verdadero placer. Paseo en bici por sus caminos y escucho los pájaros. La gente, en cuanto el tiempo lo permite, está tumbada en el césped leyendo, charlando, dando y recibiendo amor, tomando el sol. Yo también lo hago. Y me encanta.

Todos los días voy a correr allí.

Además hay una zona preferida por mi en los recorridos en bicicleta, pausadamente, lo más lento y tranquilo que puedo. Esta zona es la más frondosa del Retiro. Recorre por el interior del parque todo el lateral de Alfonso XII. Es oscura por la frondosidad, y hay varios pisos de vegetación. Es tranquila. La gente se sienta en bancos a la sombra, y a veces, claro, van los que no quieren ser vistos, pero esa es otra historia. En esta historia es un placer para mí. Os la recomiendo cualquier mañana entre semana.

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