viernes, 16 de enero de 2009

Desde el trabajo que un día fue mi sueño

Hoy escribo desde mi trabajo. Desde el trabajo que quiero dejar. Ahora mismo tengo dos trabajos, coyunturas mandan. Es bastante surrealista el contraste. Y también me aporta, sobre todo para divertirme conmigo mismo.

De lunes a viernes durante 7 horas, menos que más, soy un técnico forestal muy cualificado (en el pasado gestor de grupo de trabajo muy cualificado) en una cooperativa de consultoría que durante muchos años fue uno de mis sueños. Hoy ese sueño se ha derrumbado y me estoy buscando otro lugar.

De miércoles a domingo durante 4 horas nocturnas, soy camarero en un bar de la calle Fuencarral. Allí flipan con lo que hago por las mañanas y lo que no se si saben es que yo me divierto allí. Sirviendo cañas. Ahora mismo lo necesito y también me ayuda. Yo lo se.

Todo ello hace que el viernes sea duro. Es el tercer día de doble jornada y me cuesta levantarme. Así que en el trabajo donde un día estuvo mi sueño me lo tomo con calma. Y por eso escribo aquí.

Más adelante, cuando todo esto haya pasado y lo pueda mirar con perspectiva no se que se me aparecerá. Ahora mismo lo necesito.

Todo este tiempo en el infierno me ha dejado marcas. Y huellas. Perderse a uno mismo trae consecuencias. Me recupero ahora mismo. Las marcas están ahí mismo.

Lo que sí que se es que quiero vivir. Y no es poca conclusión. La sonrisa ha vuelto a mi vida y también la esperanza. Y es mi esperanza.

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