lunes, 10 de noviembre de 2008

Alghero, tarde del 26 de octubre

Deambulo por la ciudad algo perdido. Busco la conexión en iglesias. Algo me calma. Nunca lo había hecho. Finalmente me ayuda una puesta de sol sobre el mar sentado sobre las murallas de la ciudad y un libro, TAO TE CHING. Ahora mismo estoy sentado en una terraza, en medio de la ciudad, entre aborígenes, como me gusta, y LAO TSE dice:

"Por eso quién respeta al mundo en su propia persona, es digno de que se le confíe la humanidad.
Y el que ama al mundo en su propia persona, es digno de que se le entregue la humanidad" Y se me encoge el corazón.

3 comentarios:

Carlos dijo...

Disfrutas, te quieres, eres valiente... todo esto además de verlo los demás, lo reconoces en ti.
Ahora, como alquimista te digo, sube la vibración en cada palabra, que cada frase colme la esperanza y transmute la vibración de todos tus lectores. Que tu don de conmover genere sanación. Que tu atención en la belleza cambie la atención de todas las personas a las que llegues y disfrutan contigo. No puede ser de otra forma. Es tu responsabilidad como hombre adulto consciente y valiente. Lo haces conmigo cada vez que nos vemos.
Carlos Moriano

Pablo Gómez-Reino Pérez dijo...

Gracias Carlos. Me conmueves profundamente y agradezco infinito tu amistad y compañía. Eres un hombre enorme. Te quiero

Carlos dijo...

Gracias Pablo, que pasada, los ojos se me han acristalado...